
Realmente, los principios de usabilidad son los mismos cuando diseñamos para móviles que cuando lo hacemos para ordenadores de escritorio. También las técnicas de investigación son básicamente las mismas. Y la manera de evaluar cuán usable es una app corriendo en un dispositivo móvil no dista de cómo evaluamos una web corriendo en un ordenador de escritorio.
Vale, entonces, ¿qué cambia?